MOLESTIA PASAJERA
—No sientas celos —dijiste—. Hace ya mucho tiempo que no hacemos el amor. Él lo intenta muy de vez en cuando, pero apenas consigue transcurrir unos pocos segundos sobre mi cuerpo, torpemente, sin lograrlo. Lo vivo como una molestia pasajera.
Y forzaste una sonrisa, como si desde tu profunda tristeza quisieras consolarme, mientras me dabas ese beso húmedo en la boca.
***